"¡Vamos!", dice el pañuelo.
"Bueno. ¡Vamos!", la cama.
"¡Vamos! ¡Vamos!", la colcha,
las sábanas, la almohada.
Los botines
-¡qué tristes!-
me miraron,
-dormía-
y después de un momento:
"Nosotros nos quedamos".
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